Identidad personal
Generalmente, al
hablar de identidad personal nos referimos a algo semejante a la
autoimagen. Es el conjunto de
características que definen a un individuo y le permiten reconocerse a sí mismo como
un ente distinto y diferenciado de los demás.
No es exactamente un
sinónimo de personalidad, ni de carácter, ni de rasgos personales, pero sí es un concepto que
pareciera englobar todos estos aspectos, formando así la “esencia” de un
individuo.
Sin embargo, desde
ciertas perspectivas, como la filosófica,
definir este concepto se torna bastante más complicado. ¿Cuál es su naturaleza?
¿Cómo la distinguimos de otros rasgos psicológicos, emocionales o intelectuales
del ser humano?
¿Cómo es que puede ser la misma persona y a la vez cambiar en el tiempo? ¿En dónde
termina la identidad y comienza el contexto?
Existen numerosos enfoques que buscan definir la identidad personal. Algunos de ellos son:
- El psicologista. Que asigna un rol importante a la memoria y
a los procesos mentales dentro de la identidad;
- El
fisiológico-somático. Que
busca las respuestas en el propio cuerpo del ser humano;
- El narrativo. Que plantea la identidad personal como un relato
de uno mismo que constantemente se está contando (y por ende modificando).
Por último, en
ámbitos más prácticos, se suele hablar de identidad personal como el conjunto
de datos e
información personal con los que podemos tener acceso a algún tipo de cuenta,
aplicación o perfil de servicios. Es decir, se piensa la identidad personal a partir
de la información que
la representa. A esto se le conoce también como “huella digital”.
Características de la identidad
personal
El concepto de
identidad personal, comprendido desde distintos puntos de vista, suele tener
una serie de características estables, como son:
- Constancia. La identidad es un conjunto de rasgos
constantes, es decir, que pueden apreciarse de la misma manera a lo largo
del tiempo,
si bien es posible al mismo tiempo apreciar sus cambios a largo plazo.
- Coherencia. Cuando decimos que la identidad personal es
coherente, queremos decir que podemos predecir algunos de sus rasgos, o
sea, algunas de sus reacciones ante determinadas condiciones o estímulos.
- Adaptabilidad. Si bien la identidad personal es constante
en un momento determinado, también es cambiante a lo largo del tiempo, a
medida que la experiencia y la vida van suprimiendo ciertas conductas e
implantando otras.
- Carácter
socio-cultural. Esto
quiere decir que la identidad se da en contraposición a los demás, ya que
está definida en base a las semejanzas o diferencias respecto de quienes
comparten con nosotros una comunidad y una cultura.
¿Cómo
se construye la identidad personal?
La construcción de la
identidad personal es un proceso largo y complejo. Su inicio se remonta a la infancia del individuo y transcurre junto con
su vida entera, a medida que su forma de ser se adapta a lo vivido e
integra las distintas experiencias vividas, es decir, aprende.
En ella confluyen
otras formas de identificación que se van formando en etapas distintas y
sucesivas, como la identidad sexual, la identidad de género, la identidad social, etc.
Este proceso de construcción es paulatino. En él intervienen diverso rango de experiencias,
especialmente aquellas vinculadas con lo erótico-afectivo, con la integración
social, con lo cultural, con lo religioso, con lo político, así como con la
autopercepción y la autoestima.
No existe un momento
específico en el que la identidad se forme de manera concreta, si bien se
estima que luego de la adolescencia tendría que empezar a asomarse una identidad
personal más compleja, en comparación con la exhibida en la infancia.
Elementos
de la identidad personal
La identidad personal
está conformada por los siguientes elementos:
- Grupos de pertenencia. Se trata de los grupos humanos
a los que nos suscribimos, voluntaria o involuntariamente, y con los que
compartimos una serie de valores,
así como una historia en común. Pueden ser la familia,
los amigos, los grupos religiosos, políticos, etc.
- Tradiciones y costumbres. Las culturas y los grupos humanos comparten
prácticas sociales, rituales y políticas provenientes de un contexto
histórico, conocimientos o fundamentos heredados, o acuerdos sociales más o menos
explícitos. Todo ello forma parte del bagaje que determina socialmente la
identidad personal, ya sea por ir a su favor o en su contra.
- Experiencia. La experiencia es el factor fundamental de
construcción de la identidad, dado que resume la historia personal, con
todos los eventos trascendentes que pueden resultar determinantes en la
personalidad, la ideología o la conducta. Dicho de otro modo, la
experiencia es el relato singular e individual de cada quién.
- Orientación política. Más allá del posicionamiento
político/partidario, en la formación identitaria intervienen elementos
políticos como la presencia de las instituciones, la militancia política,
Identidad personal e identidad social
Si bien la identidad
social se halla contenida en la identidad personal, no se trata de conceptos
que sean iguales. La diferencia entre ellos se encuentra en que la identidad social vincula al individuo con
la colectividad de la cual forma parte, mientras que la identidad
personal lo singulariza como un individuo único.
Esa diferencia es
importante, ya que la identidad social juega un rol central en la constitución
de la identidad personal, ya sea heredándole valores al
individuo o bien sirviendo como un sistema contra el cual rebelarse o ante el
cual oponerse.
Fuente: https://concepto.de/identidad-personal/#ixzz8Qxh35K5Y
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